El claustro románico de Silos, es y ha sido siempre el centro de la vida de la comunidad monástica. Hacia él convergen y de él parten los otros edificios del monasterio y todas las actividades del monje: al Norte la iglesia, donde se ora en común o en privado; al Este se encontraba en la Edad Media la sala capitular, que servía para las reuniones de la comunidad, y el scriptorium, donde se copiaban con paciencia y arte los manuscritos silenses; al Sur se hallaban la cocina y el comedor, en el primer nivel, y el dormitorio en el segundo; al Oeste estaba la hospedería, también de dos pisos. El claustro es el lugar a propósito para la contemplación “física”, para pasear y para descansar. Por eso, el claustro, además de centro convergente por su ubicación en el monasterio, tenía que ser bello, adornado con las manos mágicas del artista, del arquitecto, del escultor y del jardinero. En Silos, esto se ha logrado de una manera prodigiosa:.
Arquitectónicamente, el claustro de Silos tiene dos niveles superpuestos: el claustro inferior y el claustro superior. El claustro de abajo es de dos épocas: las galerías Oriente y Norte son de la segunda mitad del siglo XI; en cambio, las galerías Poniente y Sur son del siglo XII. El plano solar forma un rectángulo, con 16 arcos en las galerías Norte y Sur y 14 en las galerías de Oriente y Poniente. El claustro superior se construyó a finales del siglo XII. A continuación, se describe brevemente el claustro inferior.
Nos fijaremos primero en los 6 bajorrelieves del primer maestro, empezando la visita por el ángulo Nor-oriental, por donde probablemente se comenzó a construir el claustro: LA ASCENSIÓN, con la orientación de todos los recursos “hacia arriba”; PENTECOSTES, esta vez, con los elementos superiores “hacia abajo” y los inferiores “hacia arriba”, para lograr el encuentro; LA SEPULTURA y LA RESURRECCIÓN, con las dos-tres escenas unidas y diferenciadas, presentando el entierro enmedio y la resurrección arriba; EL DESCENDIMIENTO, que centra por el tamaño y la perfección, todo el cuadro de la figura de Cristo muerto; LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS, donde el tamaño mayor de las figuras, los pies en movimiento, el zurrón, las conchas, dan al cuadro grandeza, y se evoca la idea de peregrinación y de encuentro; LA DUDA DE SANTO TOMÁS, es un conjunto armonioso, lleno, enmarcado todo en un castillo medieval. Los capiteles de la primera etapa, del 1 al 36, perfectamente terminados, merecerían cada uno un análisis individual y detallado. Lo dejaremos al gusto, interés y tiempo de cada uno.
El bajorrelieve de LA ANUNCIACIÓN es otra obra maestra; tanto por el tema como por el desarrollo escultórico, pertenece a finales del siglo XII, lo mismo que el último bajorrelieve, EL ÁRBOL DE JESÉ, o genealogía de Cristo, que aunque más deteriorado, también es una gran obra escultórica semejante al anterior. También los capiteles del 37 al 46 globalmente, aunque de distintas manos y temas, pertenecen a la segunda etapa.
Completa la visita del claustro el jardín, con su famoso ciprés (aunque también conviene admirar la monumental secuoya de la entrada principal). Plantado en 1882, ha ido creciendo, tupido y esbelto, hasta alcanzar más de 25m. de altura. Es la admiración de todos. Los poetas le han dedicado, con frecuencia, sus mejores versos.