La Congregación de Solesmes
Aunque san Benito en su Regla no establece vínculos entre los monasterios, en la Edad Media se fueron constituyendo órdenes monásticas. La más célebre será la de Cluny, fundada en el siglo X en Borgoña. Con el tiempo llegará a contar con más 1500 monasterios repartidos por toda Europa. Con la Revolución Francesa, la orden será abolida y la mayoría de sus monasterios destruidos, desapareciendo así la vida benedictina en Francia.
En 1833 Dom Próspero Guéranger restaurará la vida benedictina en el pequeño priorato de Solesmes, abandonado por los monjes benedictinos desde la Revolución. En 1837, el papa Gregorio XVI reconoció la obra de Dom Guéranger, creando una nueva congregación benedictina en Francia, y la declaró heredera de la extinta de Cluny.
Pronto se hicieron nuevas fundaciones en Ligugé (1853) y en Marsella (1856). En 1866, se funda el monasterio de Sta. Cecilia de Solesmes, que lo que la Congregación quedará compuesta por monjes y monjas.
Tras las leyes anticlericales francesas de finales del siglo XIX, las comunidades benedictinas francesas tuvieron que buscar refugio en el extranjero. Así la Congragación se extenderá por otros países de Europa (Reino Unido, Bélgica, Holanda). En 1880, la congregación llegará a España con la restauración por monjes de la Abadía de San Martín de Ligugé de la vida monástica benedictina en el monasterio de Sto. Domingo de Silos. Con el tiempo también en América (Canadá, EE. UU., Martinica) y África (Senegal, Guinea Conakry).